
Cuando se tiene más de un hijo, es inevitable caer en comparaciones y estar atento a quién alcanzó primero tal o cual logro o comportamiento. En éste intento, pude percibir marcadas características de mi hija y la que más resaltó a mis ojos es que: Ella no camina, nunca caminó... ella siempre corre, brinca, salta, chapotea. Desde que se puso en pie, comenzó a correr y no paró. Es radiante, fugaz, enérgica. Sus ojos son dos destellos de alegría adornados con su rulosa cabellera que de por sí siempre anda en desórden.
Recordé también, que cuando ella era pequeña, tardaba mucho en dormir, vueltas y vueltas en la cuna y cuando se dormía, se volvía a despertar con el más mínimo ruido. El pediatra me explicó que existia un sindrome "de las piernas inquietas"... ¿Qué?!!!. Sí, justamente este síndrome que da cierta inquietud motora a algunas personas y que no les permite conciliar el sueño fácilmente. Bueno, yo nunca supe si realmente mi hija tenía ese síndrome pero si me quedé con esa frase, "las piernas inquietas", y ella es así, un huracancito que va hasta los extremos, intensa, incisiva, .. un dulce.. el más dulce.
Cuando llega la noche, ella pide una y mil veces abrazos, "abracitos, abrazo gigante, muchos abrazos". La abrazo fuerte, fuerte, ella cierra sus ojos tratando de capturar el momento en su cuerpo y luego se calma y duerme tranquila.
Algunos días aparece con un vestido, (si es muy holgado mejor), pelo suelto, descalza. Apaga casi todas las luces y ... baila.. ella baila sola.
Yo la observo desde un rincón.